El tiempo es como un pájaro que toma su recorrido y deja sus rastros en cada despliegue de sus alas. La vida corre sin retroceder, ni mirar hacia al pasado. Al igual que la tecnología. No tiene pausas. Avanza, crece y se alimenta día tras día innovándose con una rapidez sin antecedentes. Los humanos también somos parte de ella. Porque aunque no lo veamos de esa forma, también crecemos, nos innovamos día a día en nuestras actividades, pensamientos, cambios de rutina, madurez.
Juan Pablo Varsky en su video de inspiración, me hizo replantearme una serie de preguntas. Hace 20 años que habito en este mundo y la tecnología evolucionó de tal forma que nos maravilla, nos impresiona. Cada año se crean más de mil computadoras y crecen nuevas competencias en el mercado en donde imponen su producto ante el que está en vigencia para despedazarlo y dejarlo atrás, en el olvido, donde nadie más se acuerda de él.
Mi padre me contó su infancia y cómo eran sus diversas maneras de comunicarse, que por cierto, no eran muchas. El teléfono celular no existía en aquél entonces y la mejor comunicación que se encontraba era en una reunión en una cafetería con un amigo, o en su caso, un paciente, ya que él en esa época, iniciaba su camino a la medicina. En el cara a cara, claramente. No había otra mejor manera para el medio de la comunicación. No sólo que no existían los celulares, sino que el teléfono fijo, que hoy vemos como algo intrascendente y hasta ignoramos cuando suena en nuestras casas, en aquellos años era como algo sagrado. Eran pocos los que tenían el placer de hablar desde la comodidad de su hogar, acostado sobre el sillón y mantener una charla amena con un ser querido. Tampoco existía la simple y directa forma de enviar un mail, que hoy vemos como algo común, ya que no existía el Internet.
Imagino como hubiese sido ser periodista en esos días. Cómo concentrarse en la búsqueda de fuentes, de archivos que me llenen de credibilidad a lo que yo quiero escribir. Como encontrar al protagonista de mi entrevista que tanto anhelo. Pareciera que el mundo sin Internet, no existe. Pero mi papá, mi mamá, pudieron combatir sin esta especie de ser humano con una mente brillante, llamada Internet. También pienso en esos periodistas de renombre que hoy son conocidos mundialmente, por su trayectoria, sus avances en el periodismo. Periodistas como Bonadeo, Pagani, Macaya Márquez, en cómo hubiese sido capturar la información necesaria que requiere el papel para que se transforme en noticia. Imagino y pienso en cómo era la comunicación en ese entonces y no encuentro una respuesta que defina todo ese proceso en donde no existía la tecnología, que claro, hubo de ser muy difícil.
Me encuentro en ese momento, me habito en ese lugar del periodista del entonces, de antaño, que la única forma hábil para comunicarse, era mediante los diarios. No existían los periódicos digitales como hoy vemos como un avance simple en el mundo en donde en tan pocos minutos, podemos informarnos acerca de todo lo que queramos. Los periódicos tradicionales eran lo más trascendental en la tecnología, y no salían de un día para el otro, sino que había que esperar para poder comprarlo.
Pienso en que no estoy aprovechando el hoy. Si me concentrara más en lo difícil que pudo haber sido para el periodista de hace 20 años, el comunicarse para poder formar una entrevista, una verificación de fuentes, una investigación con todos los datos que requiere el hecho de narrar una crónica, solo me queda agradecer el hecho de haber nacido en estos tiempos donde la tecnología avanza sin antecedente alguno, en donde en un abrir y cerrar de ojos, aparecen nuevas redes sociales que nos facilitan la tarea de encontrar fuentes que nos llenen de credibilidad. Claro que no debo creer en las fuentes, pero se puede encontrar esos datos útiles que todo lector necesita para informarse correctamente.
Pienso también un poco viendo al pasado, que todo en la vida tiene cosas positivas y negativas, como puedo encontrar como algo positivo hace 20 años, que el periodismo no era tan conocido como hoy en día, y que había puertas que se abrían entregándole a los periodistas la oportunidad de ejercer la carrera que soñaron. Hoy, las oportunidades no son muchas, son más escazas me atrevo a decir, porque con la innovación de la tecnología, es difícil diferir de todos los que quieren ser de nuestra especie, nuestros colegas, ese estilo simple de encontrar todas las fuentes necesarias, pero que a fin de cuentas, solo son datos que rellenan nuestras crónicas.
No hay que focalizarse simplemente en el armado de una noticia, o descasettear una entrevista simplemente con lo que tenemos como material, sino que debemos encontrar nuestro valor agregado para poder mejorarnos día a día. La tecnología puede ayudarnos a ser mejores, a buscar las fuentes necesarias, pero nosotros debemos dar el empujón, lograr el esfuerzo, hacer de cuenta que las redes sociales no existen, encontrarnos en ese momento en donde ni siquiera existía la posibilidad de poder ingresar a Wikipedia para poder informarnos de la vida y obra de un deportista, algo que hoy se ve como simple y hasta antiguo porque lo adquirimos como una costumbre en nuestra rutina de la búsqueda de información.
Voy a tomarme el ejercicio diario de mirar hacia al pasado y preguntarme qué hubiese pasado si hubiese nacido en aquella época, si hubiese aprovechado el tiempo, encariñarme con la tecnología de ese momento. Hoy me habito en este nuevo mundo tecnológico en donde existen miles de formas de comunicarse. Hay que mirar al ayer, para valorar las cosas del hoy. 20 años después.
No hay comentarios:
Publicar un comentario