martes, 4 de octubre de 2016

Esclavos de la tecnología: la nueva generación


La tecnología se volvió importante a tal punto que nos genera una obsesión. No podemos despegar ni un segundo la vista del teléfono, sea cual fuere el motivo. La gran parte de las veces es para distraernos en alguna red social para evitar el aburrimiento en una clase, una charla, etc. Somos, y me incluyo en este nosotros posesivo, esclavos de la tecnología. No podemos contra ella. Es tan fuerte que nos debilita hasta adentrarnos en nuestras mentes y generar una adicción incontrolable.

Esta semana ocurrió una noticia que no deja de causar impresión y conmoción en el mundo. Ya que el periodista uruguayo Leonardo Haberkorn, quien también enseñaba clases en una universidad pública, redactó una nota transmitiendo su renuncia a la profesión de tantos años, debido a que los alumnos se concentraban más en sus celulares que en las clases que dictaba el profesor. Lo que causó un impacto mundial, fue que en su nota, devastadora, apuntó: "Me cansé de luchar constantemente con los celulares, contra el Whatsapp, el Twitter, Facebook. Me harté. Tiro la toalla. Renuncio". Lo que habrá dejado anonadados tanto a los alumnos, como a su entorno educativo.

Caso ejemplar que ocurrió hace no mucho tiempo, pero con otra connotación, contexto y diversos parámetros, es el de Messi y su renuncia a la selección. El mejor del mundo dejó expreso su deseo de retirarse del seleccionado mayor del país, debido a las infinitas críticas de la sociedad sobre su persona. Después de tanto intentar, e intentar, y no poder, refiriéndome al doble subcampeonato de la Copa América ante Chile y a la final del mundial ante Alemania, el "10" decidió abandonar sus sueños, tirar la toalla, rendirse ante el mundo, sacarse un peso de encima, ya que al ser el mejor, la gente espera que dé todo de sí, que él sólo encare a cuatro jugadores y la clave en un ángulo. Y como si fuera poco, el hecho de no conseguir ningún logro, lo lleva a considerarse un fracasado.



No querer intentarlo más, considerarse un fracasado en lo que le apasiona, no encontrarse en el mundo en el que lo habita, vivir del exitismo, es una constante en nuestra sociedad. Soñamos y queremos hacer todo a la perfección, como se destaca Haberkorn como un "Perfeccionista en lo que le apasiona", en donde no se permite el error, o bien definirlo como un fracaso, es la causa y consecuencia de tirar la toalla, de renunciar, de abandonar todo, de no querer volver a intentarlo. Esta es la única razón que yo puedo encontrar en torno a lo que sucede, que el exitismo esta cada vez más presente que nos ahoga y nos deja sin ganas de nada.

Puedo dar fe de que lo que dice el profesor es real. Es una imagen vívida en nuestros días, en nuestra actualidad. Los celulares se tornaron un problema en el entorno educativo, ya que causan tanta adicción que nos vemos obligados a usarlo en todo momento. No importa cuál sea el contexto, ni dónde, siempre va a haber alguna excusa para dejar de prestar atención en una clase, ya sea por falta de interés, ganas, ánimo y usar el celular como vía de escape.
Pero también, al igual que Messi y su renuncia transtiroria a la selección, me parece un mal ejemplo a la sociedad. El hecho de ser un profesor, quien en su boca está su enseñanza a los jóvenes, mayor debería ser el reto y lucha para con los celulares. No tirar nunca la toalla. Buscar métodos para entretener a aquél o aquellos alumnos a los que no pueden con su genio, y prefieren bajar la cabeza y entrar a Facebook o Twitter, en vez de intentar de entender la clase.

Lamentablemente son cuestiones reales, que transcurren día a día, como la inseguridad, la pobreza en las calles, la corrupción de los gobernantes. Más allá que sea un tópico menor, no deja de tener la misma trascendencia. Quizá el hecho de que esta carta se haya vuelto viral, sea el comienzo de un cargo de conciencia en mi y en todos nosotros, a dejar de lado el celular, y respetar al docente, quien se esmera en enseñarnos día a día.

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